A dos semanas de haber ordenado la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente Donald Trump evalúa nuevas condiciones para mantener la participación del país en el organismo. Entre los puntos clave de la negociación se encuentra la posibilidad de reformar la estructura de la OMS y asegurar que un estadounidense asuma como director general en 2027, cuando finalice el mandato de Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Un Plan de Reforma en la OMS
Según un documento filtrado por la agencia Reuters, el gobierno estadounidense había diseñado esta estrategia incluso antes de que Trump reasumiera el cargo el pasado 20 de enero. En dicho informe se recomendaba un “nuevo enfoque radical” para la relación con la OMS, alineado con las críticas que el republicano ha sostenido desde la pandemia de COVID-19.
Estados Unidos es uno de los principales financistas del organismo, y una salida definitiva podría afectar significativamente su presupuesto, poniendo en riesgo varios programas de salud global. La administración de Trump busca presionar a la OMS para que implemente cambios estructurales, incluyendo una mayor influencia de Washington en sus decisiones y la colocación de un funcionario estadounidense en la dirección general.
Impacto Geopolítico y Estrategia de Presión
Esta estrategia de Trump se inscribe en una política exterior más agresiva, con la que busca reafirmar la hegemonía estadounidense frente al avance de China. En esta línea, el mandatario también ha reactivado tensiones comerciales con México y Canadá, aplicando medidas que fortalecen el control de Estados Unidos en sectores estratégicos.
La Salida de Argentina de la OMS y sus Implicaciones
Siguiendo el ejemplo de Trump, el presidente Javier Milei anunció el retiro de Argentina de la OMS, decisión comunicada por el vocero presidencial Manuel Adorni. Sin embargo, este proceso enfrenta obstáculos legales. Argentina es miembro del organismo desde su creación en 1948, y para formalizar su salida, Milei deberá derogar la ley 13.211 mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el cual requeriría aprobación parlamentaria.
Si el Congreso rechaza el DNU, la única alternativa sería presentar un proyecto de ley para debatir la desvinculación en ambas cámaras, lo que podría prolongar la salida o incluso bloquearla.
Con estas maniobras, tanto Trump como Milei buscan desafiar el orden global establecido, imponiendo nuevas condiciones para su participación en organismos internacionales y reforzando sus agendas de soberanía y desregulación estatal.