Resistencia, Chaco. La Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS), detectada por la NASA, ha encendido las alarmas en la comunidad científica internacional. Especialistas advierten sobre una expansión y desplazamiento de este fenómeno unos 20 kilómetros hacia el oeste, abarcando ahora una considerable porción del territorio argentino. Esta “abolladura” geomagnética, caracterizada por una disminución del 30% en la intensidad del campo magnético, plantea serias preocupaciones sobre posibles interrupciones en la conectividad global y el funcionamiento de infraestructuras estratégicas en el país.
¿Qué es la AMAS y a quiénes afecta?
La AMAS es una región donde el campo magnético terrestre se debilita significativamente, lo que reduce la protección natural contra las partículas solares y la radiación cósmica. Si bien el campo magnético es más fuerte y estable en otras partes del planeta, en Sudamérica, específicamente en Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay, esta menor intensidad expone a los satélites y sistemas de navegación a niveles elevados de radiación.
Actualmente, no existen soluciones para eliminar la AMAS, ya que es el resultado de procesos geodinámicos naturales que ocurren en el interior de la Tierra. Sin embargo, agencias espaciales como la NASA, junto con los Centros Nacionales de Información Ambiental (NCEI) y el Servicio Geológico Británico (BGS), monitorean constantemente el fenómeno para comprender su evolución y mitigar sus efectos. Esto incluye el diseño de equipos con blindaje adicional y la programación de operaciones críticas de satélites fuera de las zonas de mayor radiación.
Riesgos y desafíos tecnológicos
Aunque la Anomalía Magnética en Argentina no representa riesgos directos para la salud humana, su persistencia y crecimiento sí constituyen un desafío importante para la ciencia y la tecnología. La debilidad del campo magnético en esta región podría llevar a interrupciones en la conectividad global y afectar el funcionamiento de infraestructuras críticas que dependen de satélites, como sistemas de comunicación y posicionamiento.
Ante este panorama, el monitoreo constante se vuelve crucial para anticipar posibles consecuencias. La NASA, por su parte, continúa mejorando sus modelos y protocolos para proteger a los satélites que atraviesan el área de influencia de la AMAS, especialmente aquellos que brindan servicios esenciales. La única herramienta disponible es la observación científica y la adaptación tecnológica para minimizar los impactos de este fenómeno natural.





