Desde Roma – La muerte del Papa Francisco ha abierto un período de incertidumbre y profundas divisiones dentro de la Iglesia Católica. El colegio cardenalicio se enfrenta a la compleja tarea de elegir un nuevo líder que defina el rumbo de la institución: ¿continuará el legado progresista de Francisco o se retornará a una visión más conservadora, anhelada por sus críticos?
A pesar de que aún faltan días para el inicio formal del cónclave – que se celebrará tras el funeral del sábado en la Plaza de San Pedro y el posterior entierro en la Basílica de Santa María Mayor – las corrientes internas ya se perfilan y los nombres de los posibles sucesores comienzan a resonar en los círculos vaticanos.
Los Candidatos en la Mira:
Sorprendentemente, ningún latinoamericano figura entre los candidatos con mayores posibilidades, a pesar del origen de Francisco. Sin embargo, emergen figuras del llamado “otro mundo”, generando expectativas en continentes que buscan mayor protagonismo en la Iglesia. Entre ellos se destacan el filipino Luis Antonio Tagle (67 años), ex arzobispo de Manila y actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; el ghanés Peter Turkson (76 años), quien ya fue candidato en 2013; y el congoleño Fridolin Ambongo (65 años), arzobispo de Kinshasa, considerado un posible sucesor desde su nombramiento como cardenal en 2019. Completa la lista africana el guineano Robert Sarah (79 años), ex jefe de la oficina litúrgica del Vaticano y ferviente conservador, crítico de las aperturas de Francisco hacia los homosexuales.
Muchos europeos aspiran a elegir un compatriota, buscando restaurar la influencia que el Viejo Continente tuvo en la Iglesia antes de Bergoglio y revitalizar el número de creyentes, en declive desde hace décadas. En la vereda progresista se mencionan a los italianos Pietro Parolin (70 años), actual secretario de Estado vaticano y número dos de la Santa Sede, y Matteo Zuppi (69 años), arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, conocido por su sensibilidad hacia los migrantes y los pobres. También figuran dos españoles: Juan José Omella (77 años), arzobispo de Barcelona, y el jesuita Luis Francisco Ladaria Ferrer (81 años), ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien, a pesar de no poder votar, podría ser elegido.
El sector conservador presenta una lista variada de europeos críticos con Francisco. Se habla del alemán Gerhard Ludwig Müller (78 años), ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; del neerlandés Willem Eijk (71 años), opositor a las reformas de Francisco; y del húngaro Peter Erdö (72 años), quien también rechaza la comunión para divorciados vueltos a casar y se mostró contrario a la ayuda a los migrantes. A ellos se suma el cardenal francés Jean-Marc Aveline (66 años), arzobispo de Marsella, quien, aunque con algunos puntos de acuerdo con Francisco, discrepó en temas como el reconocimiento de parejas homosexuales. Desde América del Norte emerge el canadiense Marc Ouellet (80 años), veterano en las quinielas papales, y el estadounidense Raymond Leo Burke (76 años), uno de los críticos más frontales del pontificado de Francisco, especialmente en lo referente a la eucaristía para divorciados y la inclusión de los homosexuales.
El Cuerpo Electoral: Mayoría Francisquista:
El Colegio Cardenalicio está compuesto por 252 cardenales, de los cuales 135 son electores (menores de 80 años) y 117 no electores. La composición del colegio es cada vez más multinacional, con representación de 94 países, 13 de ellos latinoamericanos, que aportan 23 electores. Sin embargo, Europa sigue teniendo la mayoría con 114 miembros (17 italianos).
Un dato crucial es que cuatro de cada cinco prelados que elegirán al nuevo Papa fueron nombrados cardenales por Francisco. Esto sugiere que el legado del pontífice argentino, marcado por una apertura hacia los pobres, las mujeres, los homosexuales, el mundo y la ecología, podría tener un peso significativo en la elección de su sucesor.
El Rito del Cónclave:
La elección del nuevo Pontífice se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, un espacio cargado de historia y arte. Las votaciones se extenderán hasta que un candidato obtenga al menos dos tercios de los votos (un mínimo de 90). La fumata blanca que emane de la chimenea de la Sixtina anunciará al mundo el “Habemus Papam” (tenemos Papa), y el nuevo líder de la Iglesia Católica se presentará ante la multitud congregada en la Plaza de San Pedro.
La Iglesia Católica se encuentra en un momento trascendental, donde la elección del sucesor de Francisco definirá si la institución continúa por el camino de la apertura y la reforma o si se produce un giro hacia posturas más tradicionales. La disputa entre las corrientes conservadora y progresista marcará un cónclave que promete ser complejo y de gran trascendencia para el futuro del catolicismo a nivel global.
