Ecuador, centro neurálgico de distribución y exportación de estupefacientes, se encuentra en medio de una escalada de violencia que ha llevado al gobierno de Daniel Noboa a declarar el “estado de excepción” y toque de queda. Este recrudecimiento de los cárteles del narcotráfico ha sido desencadenado, en parte, por el descubrimiento de casi 9 toneladas de cocaína pura en un envío de bananas desde Ecuador al puerto de Rotterdam, atrayendo la atención de agencias antidrogas internacionales.
La magnitud de esta carga reveló la colaboración entre los cárteles ecuatorianos y los grandes cárteles mexicanos en una escala sin precedentes. Además de la conexión con México, se han detectado envíos de estupefacientes en puertos de España, Alemania e Italia, algunos vinculados a “la mafia albanesa”.
A pesar de que la cocaína puede ser de origen colombiano o peruano, Ecuador ha emergido como el “principal centro de distribución y exportación de droga a Europa”, según un informe reciente de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
La ubicación estratégica de Ecuador, entre los dos principales productores mundiales de cocaína, Colombia y Perú, facilita el transporte de drogas. Con la disolución de las FARC en Colombia, diversas bandas han asumido el control de la producción de cocaína, enviando pasta base de coca a Ecuador, donde se fracciona y multiplica en laboratorios locales.
Para transportar la cocaína a Europa y Estados Unidos, los cárteles han establecido nuevas rutas que involucran barcos, sumergibles y aviones. La mayoría de la producción se camufla en contenedores que llevan productos como bananas, cacao, té y palés de madera. La falta de capacidad para controlar los 2.5 millones de contenedores anuales dificulta la tarea de las autoridades.
Las rutas hacia Europa han evolucionado, involucrando a Turquía como país de tránsito clave. Los puertos marítimos europeos de Amberes, Rotterdam, Hamburgo, Gioia Tauro, Valencia, Algeciras, Barcelona y Las Palmas de Gran Canaria se han convertido en destinos principales.
La costa del Pacífico ecuatoriano, que una vez fue dominada por piratas, ahora sirve como otra vía para distribuir la cocaína hacia México y, posteriormente, hacia Estados Unidos. Embarcaciones pequeñas, incluyendo sumergibles, se utilizan para enviar cargamentos a la costa centroamericana, desde donde se transfieren a embarcaciones más grandes.
Este auge del narcotráfico no solo ha traído consigo una violencia extrema en la disputa por zonas de influencia y tráfico, sino también enfrentamientos internos entre bandas que se traducen en brutales masacres, especialmente en la superpoblada población carcelaria. Las autoridades y expertos coinciden en que detener esta espiral de violencia resultará sumamente difícil.