Buenos Aires. En una definición política que marca la hoja de ruta para el cierre del año legislativo, el presidente Javier Milei confirmó que no vetará la Ley de Presupuesto 2026, cuya sanción definitiva se espera para este viernes en el Senado. Sin embargo, el mandatario adelantó una maniobra administrativa para neutralizar las modificaciones introducidas por la oposición: utilizará la reasignación discrecional de partidas para mantener el equilibrio fiscal, ignorando en la práctica las leyes de financiamiento educativo y de discapacidad que el Congreso intentó proteger.
“No voy a vetar el Presupuesto, pero vamos a acomodar las partidas para tener déficit cero”, sentenció Milei, dejando en claro que, aunque la oposición legislativa logró excluir el capítulo que derogaba la emergencia en discapacidad y el financiamiento universitario, el Ejecutivo no girará los fondos si eso amenaza las cuentas públicas. “Lo voy a conseguir sin subir impuestos”, aseguró.
La estrategia en el Senado
Tras la media sanción en Diputados —donde el oficialismo logró aprobar 11 de los 12 capítulos pero sufrió un revés en los artículos de financiamiento social—, la Casa Rosada cambió de estrategia. Si bien inicialmente dejaron trascender que el texto era “invotable”, la presión por cumplir con las metas ante organismos internacionales (y un pedido explícito de Estados Unidos) aceleró la necesidad de tener la ley antes de fin de año.
Para lograrlo, el oficialismo busca que el Senado apruebe el proyecto tal como llegó de la Cámara Baja este viernes 26 de diciembre. El “poroteo” de votos, encabezado en una reunión reciente por Patricia Bullrich, sugiere que La Libertad Avanza cuenta con el número necesario. A sus 21 senadores propios se sumarían tres del PRO, dos del Frente Renovador de la Concordia (Misiones), la senadora tucumana Beatriz Ávila y la neuquina Julieta Corroza. La incógnita recae sobre diez senadores radicales, cuyo apoyo estaría condicionado a que se respete la versión de Diputados.
Economía: Deuda, inflación y la “herencia”
En el plano económico, Milei ratificó el rumbo del ajuste, calificándolo como “el más grande de la historia”. Prometió que el próximo 9 de enero se cancelarán los 4.300 millones de dólares de vencimientos de deuda externa: “Tenemos cash y opciones abiertas de financiamiento”, garantizó.
Sobre la inflación, el Presidente proyectó un escenario optimista para mediados del próximo año, estimando índices cercanos a cero entre junio y agosto de 2026. No obstante, se atajó ante la demora de los resultados actuales argumentando los “rezagos de la gestión anterior”, asegurando que frenar la inercia monetaria tomará 26 meses.
Reforma Laboral y defensa ante denuncias
El mandatario aprovechó para marcar la agenda de 2026: en febrero se tratará la reforma laboral. Milei negó que la iniciativa quite derechos o modifique las indemnizaciones, contradiciendo posturas previas de su propio gabinete, y enmarcó la ley como un sistema de incentivos para la formalización.
Finalmente, el Presidente abordó las controversias que rodean a su administración. Desestimó las denuncias de corrupción en el caso “Libra” y las acusaciones de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), calificando los audios filtrados como falsos. También respaldó a Andrés Vázquez al frente de ARCA, minimizando sus causas abiertas por evasión bajo la premisa de que “no tiene condena firme”.
Sobre su futuro político, Milei desmintió rumores sobre una reforma constitucional para extender los mandatos. “Las reglas son cuatro años o cuatro años más”, dijo, abriendo la puerta a una reelección, pero asegurando que tras un eventual segundo mandato se retirará definitivamente de la vida política.





