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martes, junio 17, 2025
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    La Estrategia Inteligente de Trump para Detener la Guerra entre Israel e Irán: Corregir Doctrinas Defectuosas y Abrir la Vía a la Estabilidad en Oriente Medio

    Tras los ataques y contraataques en la actual guerra entre Israel e Irán, se esconde un choque de dos doctrinas estratégicas profundamente defectuosas. Según el analista Thomas L. Friedman, el presidente Donald Trump tiene ahora la oportunidad de corregir estas fallas y, al hacerlo, sentar las bases para la estabilidad en Oriente Medio, si logra estar a la altura del desafío.


    Las Doctrinas Estratégicas Defectuosas

    Friedman identifica la doctrina iraní (también practicada por Hezbolá) como el intento de “superar al adversario”. Esta consiste en estar siempre dispuestos a llegar hasta el final, creyendo que, sin importar la respuesta de sus oponentes, Irán o Hezbolá siempre los superarán con una medida más extrema. Ejemplos como el asesinato de Rafik Hariri o el apoyo a Bashar al-Assad, según Friedman, muestran la huella de esta lógica, que busca imponerse mediante la “locura” para que los “moderados” se retiren. Si bien esta doctrina fue efectiva para expulsar a Israel del sur del Líbano, fracasó rotundamente cuando Irán y Hezbolá creyeron que podían expulsar a los israelíes de su patria bíblica. Friedman enfatiza que los judíos israelíes son tan autóctonos de su tierra como los palestinos y, en un momento decisivo, “nunca superarás la locura de los judíos israelíes”. Estos, advierte, “actuarán según las reglas locales”, las “Reglas de Hama”, que implican una brutalidad sin límites. Hassan Nasrallah y Ali Khamenei, que creyeron poder superar en locura a los israelíes, pagaron o estuvieron a punto de pagar con sus vidas por este error de cálculo.

    Por otro lado, Benjamin Netanyahu y su gobierno israelí están atrapados en su propia falacia estratégica: la doctrina del “de una vez por todas”. Friedman lamenta que, tras cada ataque, el gobierno israelí declare que resolverá el problema con la fuerza de forma definitiva. Sin embargo, el analista argumenta que solo hay dos formas de lograrlo: una es la ocupación permanente, como hizo EE. UU. con Alemania y Japón, pero Israel no puede ocupar todo Irán y, a pesar de 58 años de ocupación en Cisjordania, no ha eliminado la influencia de Hamás o el nacionalismo palestino. Esto se debe a que los palestinos son tan autóctonos como los judíos, y no se someterán “a menos que los maten hasta el último”. La única manera de acercarse a poner fin al conflicto israelí-palestino “de una vez por todas” es trabajando por una solución de dos Estados.


    La Oportunidad de Trump: Coerción y Reconocimiento

    Friedman propone que, si Trump realmente quiere un “buen acuerdo” con Irán, debería declarar que está haciendo dos cosas simultáneamente.

    1. Amenaza Nuclear Creíble contra Irán: Equipará a la Fuerza Aérea israelí con bombarderos B-2, bombas antibúnkeres de 13.600 kilos y aviones de entrenamiento estadounidenses. Esto daría a Israel la capacidad de destruir las instalaciones nucleares subterráneas de Irán, a menos que Teherán “acceda inmediatamente a permitir que equipos del Organismo Internacional de Energía Atómica desmantelen estas instalaciones y tengan acceso a todos los emplazamientos nucleares de Irán para recuperar todo el material fisible que Teherán ha generado”. Solo bajo estas condiciones, y estricto control del OIEA, se le permitiría a Irán tener un programa nuclear civil.
    2. Reconocimiento y Responsabilidad Palestina: Al mismo tiempo, Trump debería declarar que su administración reconoce a los palestinos como un pueblo con derecho a la autodeterminación nacional. Sin embargo, para lograrlo, deben demostrar que pueden cumplir con las responsabilidades de un Estado, generando un nuevo liderazgo de la Autoridad Palestina que sea “creíble, libre de corrupción y comprometido tanto con servir eficazmente a los ciudadanos palestinos en Cisjordania y Gaza como con la coexistencia con Israel”.

    Además, Trump debe dejar claro que no tolerará la rápida expansión de los asentamientos y la realidad de un solo Estado que Israel está creando, lo cual es “una receta para una guerra eterna”. Friedman critica la reciente aprobación por el gobierno de Netanyahu de 22 nuevos asentamientos judíos en Cisjordania ocupada como una “locura”.

    Para facilitar esto, Trump podría comprometerse a patrocinar conversaciones de paz para una solución de dos Estados, utilizando su plan de paz de su presidencia anterior como “punto de partida mínimo, pero no como punto final”.


    Conclusiones de Friedman: Fuerza, Diplomacia y Redefinición de Fronteras

    Si bien la disposición a “superar a los locos” ha sido una condición necesaria para la supervivencia de Israel, Friedman argumenta que no es suficiente, como demuestra la guerra de Gaza, que solo genera más de lo mismo. Aboga por combinar la fuerza con la diplomacia, lo cual no solo es la mejor política para Israel frente a los palestinos, sino también la mejor manera para que Israel y Estados Unidos aíslen a Irán.

    Friedman insta a Trump a ignorar el “peligroso e instintivo aislacionismo” y los “insensatos consejos” de que Netanyahu no puede hacer nada mal. Argumenta que Estados Unidos no tiene interés en que Israel sea un lugar seguro para la expansión mesiánica, ni que Irán sea un lugar seguro para el mesianismo nuclear.

    Las condiciones necesarias para la paz y para que Estados Unidos reduzca su presencia militar en la región son:

    • Que Irán se vea obligado a trazar una frontera occidental clara y deje de intentar colonizar a sus vecinos árabes y destruir a Israel con una bomba nuclear.
    • Que Israel se vea obligado a trazar una frontera oriental clara y deje de intentar colonizar toda Cisjordania.
    • Que los palestinos se vean obligados a trazar fronteras orientales y occidentales claras entre Israel y Jordania y a dejar de lado la “absurda idea de ‘el río hasta el mar'”.

    Esta guerra, concluye Friedman, ha creado la mejor oportunidad en décadas para que un estadista sabio utilice lo que Dennis Ross llama “diplomacia coercitiva”. La pregunta es si Trump estará a la altura.

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