El oficialismo celebra lo que considera un reordenamiento ideológico en el sistema político, dejando al PRO como un actor subordinado a la agenda y liderazgo de La Libertad Avanza (LLA). La respuesta afirmativa de Mauricio Macri a una posible alianza electoral con los libertarios fue recibida con satisfacción en la Casa Rosada, pero la propuesta de establecer una mesa de diálogo inmediata no fue bien vista.
Desde el entorno presidencial subrayan que cualquier negociación electoral tendrá lugar en abril o mayo, y se enfocará exclusivamente en temas electorales, sin incluir debates sobre la agenda de gobierno. “La agenda es nuestra y no está en discusión”, remarcaron, dejando claro que no habrá cogobierno ni concesiones políticas al PRO.
Macri intenta acelerar las negociaciones
El expresidente Mauricio Macri, en un movimiento inusual, utilizó las redes sociales para expresar su disposición a colaborar con Javier Milei y “arrasar al kirchnerismo” en las próximas elecciones. También propuso conformar un equipo de trabajo y publicó nombres de referentes del PRO para participar en una eventual mesa de diálogo, entre ellos Cristian Ritondo, Ana Clara Romero y Hernán Lacunza.
Sin embargo, desde LLA consideraron que el segundo mensaje de Macri “estuvo de más” y reafirmaron su intención de manejar los tiempos de las negociaciones. “Ellos tienen que acompañar y listo”, dispararon, asegurando que la boleta electoral seguirá siendo violeta y que el PRO deberá adaptarse a las decisiones de Milei sin exigir nada a cambio.
Tensiones internas en el PRO
La propuesta de Macri generó divisiones en su propio partido. Mientras algunos ven con buenos ojos un acuerdo con Milei, otros, como María Eugenia Talerico, manifestaron su rechazo. Talerico criticó duramente la idea de un pacto, calificándolo como un “enchastre” y acusando al oficialismo de buscar gobernabilidad a cambio de impunidad.
Una relación desigual entre el oficialismo y el PRO
En la Casa Rosada, la estrategia es clara: aprovechar la debilidad del PRO para absorber su electorado y consolidar a LLA como el principal referente de la derecha en el país. Las negociaciones con el PRO, según fuentes cercanas al Presidente, no incluirán concesiones de poder, sino que se limitarán a coordinar esfuerzos electorales.
La postura del oficialismo refleja una confianza creciente en su liderazgo y una determinación de imponer sus términos en cualquier alianza. Mientras Macri busca un lugar en las discusiones, desde LLA insisten en que el PRO debe limitarse a acompañar la propuesta libertaria, sin exigir un espacio preponderante en la toma de decisiones.
El desafío electoral y legislativo
En paralelo a las tensiones políticas, el gobierno avanza en su agenda legislativa para las sesiones extraordinarias, donde se tratarán proyectos clave como la eliminación de las PASO y la reforma judicial. Para ello, necesitará el apoyo del PRO en el Congreso, una condición que podría influir en las negociaciones electorales futuras.
Con una visión estratégica centrada en el fortalecimiento de su posición, el oficialismo se muestra decidido a liderar el escenario político, mientras el PRO enfrenta el desafío de redefinir su rol en un contexto cada vez más adverso.
