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jueves, junio 12, 2025
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    Cristina y el Vacío: El Peronismo en Crisis y un Dilema para Milei Tras el Fallo de la Corte Suprema

    Buenos Aires, Argentina – La Corte Suprema de Justicia ha dejado firme la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra Cristina Fernández de Kirchner (CFK) por corrupción en la causa Vialidad. Esta decisión, con un impacto jurídico inmediato, sella la suerte judicial de la dirigente más influyente del peronismo en las últimas dos décadas, pero abre un escenario político de incertidumbre y vértigo tanto para el peronismo como para el oficialismo libertario.


    El Peronismo Ante su Mayor Crisis

    Para Julio Bárbaro, peronista de la vieja guardia, Cristina Kirchner “había reducido al peronismo a un partido vecinal”. Este diagnóstico subraya el dilema actual del PJ: la condena no solo inhabilita a CFK, sino que empuja al peronismo a reconfigurarse sin el eje gravitacional que durante 20 años fue su voz, su relato y su control de las candidaturas. “Más allá de mis diferencias con ella, me duele lo que pasó”, expresó Bárbaro, resumiendo la tensión entre la distancia ideológica y la pertenencia histórica.

    Ignacio Labaqui, analista político, coincide en que “el peronismo está en un momento bastante crítico”. Con pocas gobernaciones y dividido entre liderazgos provinciales y referentes nacionales en decadencia, el movimiento se enfrenta a su mayor crisis de representación desde 1983. La ausencia forzada de Cristina expone fisuras que habían permanecido bajo su sombra.

    La respuesta discursiva del peronismo ya se vislumbra: transformar la sentencia judicial en una bandera política de “proscripción”. Esta estrategia, ya ensayada por Cristina tras su primera condena, busca reforzar su lugar simbólico como víctima del sistema. Carlos Fara sostiene que esta narrativa no desaparecerá: “Podría dejar de ser presidenta del PJ, pero seguir manejando el poder real. Cristina siempre ha dicho que no hace falta tener un cargo para conducir”. Aunque la Corte resolvió, CFK aún cuenta con recursos legales (como el pedido de prisión domiciliaria) y, crucialmente, con poder político residual. Para Fara, incluso con una condena firme, “puede seguir haciendo campaña aunque esté presa”, lo que sugiere que su imagen, quizás con una tobillera, podría agitar a un peronismo amilanado.


    El Dilema de Javier Milei

    Curiosamente, este escenario también afecta al oficialismo. Aunque el presidente Javier Milei celebre tácitamente, perder a Cristina como antagonista visible tiene costos. Fara advierte: “A Milei le convenía más que Cristina tuviese un lugar en las listas. No es lo mismo que vaya Mayra Mendoza”. La estrategia del mileísmo de agitar el “fantasma kirchnerista” como amenaza permanente pierde eficacia si la figura de Cristina es desplazada por otras menos convocantes.

    Según Labaqui, esto podría abrir una “ventana al centro político” si baja la tensión entre peronismo y libertarios, aunque esa posibilidad aún se ve lejana. Por ahora, los libertarios parecen más cómodos sin adversarios concretos, polarizando con el pasado. Bárbaro ironiza que “el oficialismo se cae solo, no necesita enemigos”. Con una economía tensionada y una conflictividad social en ascenso, al Gobierno no le conviene que el escenario se despolitice, ya que necesita un adversario identificable, rol que Cristina cumplía hasta hoy.


    La Conducción del Peronismo y el Poder Residual de Cristina

    En el peronismo, las miradas se dirigen a Axel Kicillof, quien ya ha tensado su vínculo con Cristina al rechazar el desdoblamiento electoral. Kicillof se perfila como el principal heredero institucional, pero carece del consenso pleno de las diversas tribus peronistas. Siendo gobernador, no es todavía el jefe político del espacio. Sin Cristina y con Sergio Massa agazapado, la disputa por la conducción del peronismo queda abierta.

    En este marco, el pedido de prisión domiciliaria en su departamento de Constitución, la posible tobillera electrónica y las marchas de apoyo son solo síntomas del sismo político. El fallo de la Corte marca un antes y un después, pero no liquida el poder de Cristina Kirchner; lo reconfigura. Su palabra, su figura y su condena seguirán siendo un centro de gravedad en la política argentina.

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