La votación sobre el veto presidencial a la movilidad jubilatoria ha desatado una fuerte interna en el bloque radical de la Cámara de Diputados, que podría llevar a una fractura. Cinco diputados radicales, entre ellos Martín Arjol, Mariano Campero, Mario Cervi, Luis Picat y José Tournier, apoyaron el veto impulsado por Javier Milei, rompiendo con la postura unánime del partido. Esto generó una rápida reacción de dirigentes como Facundo Manes, quienes exigen sanciones y un reordenamiento del bloque.
Mientras que desde la Convención Nacional de la UCR y sectores cercanos a Manes se pide la separación e incluso la expulsión de estos diputados, Rodrigo de Loredo, jefe de la bancada, se opone a apartarlos, argumentando que “no hacemos macartismo”. La postura de De Loredo ha generado tensiones dentro del partido, con algunos sectores presionando por medidas más severas contra los disidentes.
La Organización de Trabajadores Radicales (OTR) también ha pedido la expulsión de los cinco diputados por “traición a los principios de la UCR”. La Convención Nacional evalúa la suspensión preventiva de su afiliación hasta que el Tribunal Nacional de Ética juzgue su conducta, intensificando la crisis interna.
El conflicto pone al bloque radical al borde de la ruptura, reviviendo la histórica frase de Leandro Alem: “Que se rompa, pero que no se doble”.