Las gafas Apple Vision Pro, un producto revolucionario según la empresa, representan su incursión inaugural en la “computación espacial”, fusionando el mundo físico con el digital. Lanzadas tras meses de anticipación, estas gafas de realidad aumentada llegan al mercado estadounidense con un precio de $3,499, superando significativamente al iPhone y algunas Mac en costo.
Este dispositivo, que marca el primer lanzamiento destacado de Apple en casi una década después del Apple Watch, aspira a ser un hito para los entusiastas de la realidad virtual, aunque la compañía lo describe más como un paso hacia la “computación espacial”.
The Verge lo describe como “asombroso”, aunque señala “grandes compensaciones” que no pueden pasarse por alto. Por otro lado, The New York Times, aunque reconoce su impresionante calidad de imagen y la facilidad de uso, señala la falta de claridad sobre su propósito.
Los Apple Vision Pro son esencialmente una computadora espacial que integra contenido digital y físico, permitiendo a los usuarios interactuar con ambos. Equipados con el sistema operativo VisionOS, ofrecen una experiencia de pantalla infinita con acceso a aplicaciones y programas similares a los de una computadora de escritorio.
Una de sus características destacadas es la capacidad de mostrar a otros usuarios en la pantalla virtual cuando se acercan en el mundo real, lo que permite una interacción más natural. Sin embargo, las críticas se centran en su peso, el despeinado del usuario y la necesidad de una batería voluminosa para una autonomía limitada de tres horas.
Aunque se posiciona como un dispositivo de entretenimiento con una amplia gama de aplicaciones y juegos específicamente diseñados, algunas plataformas como Netflix, Spotify y Google han optado por no adaptar sus aplicaciones para estas gafas.
El lanzamiento incluye una asociación con Disney, que proporcionará 150 películas en 3D para los Apple Vision Pro. Sin embargo, surgen preocupaciones sobre el uso de estos dispositivos en entornos públicos y sus implicaciones en la privacidad y la interacción humana, recordando escenas reminiscentes de la serie Black Mirror. La capacidad de capturar y analizar datos en tiempo real plantea interrogantes sobre la línea entre la innovación tecnológica y la protección de la privacidad personal.