Estas gafas de realidad mixta, lanzadas el 2 de febrero, prometen transformar tanto la producción como el entretenimiento, marcando un hito para Apple desde el debut del primer iPhone en 2007.

Aunque el panorama de la realidad virtual ha experimentado diversas iniciativas en los últimos años, la incursión de Apple destaca como una apuesta audaz, sugiriendo que la tecnología finalmente ha alcanzado un nivel de madurez para su adopción generalizada. Sin embargo, las preguntas sobre qué es exactamente la realidad virtual, cómo la preferirán las personas y qué empresas saldrán victoriosas siguen sin respuesta. Aquí es donde surge un enfrentamiento significativo entre Apple y otro gigante tecnológico: Meta, la empresa fundada por Mark Zuckerberg.
Las gafas Vision Pro de Apple representan un salto tecnológico en el ámbito de la “realidad mixta”, fusionando de manera natural el entorno físico del usuario con contenidos digitales. Presentadas como una “computadora espacial”, estas gafas autónomas cuentan con su propio microprocesador, sistema operativo y una variedad de sensores. Siguiendo los movimientos oculares del usuario, permiten el acceso a aplicaciones mediante gestos y toques, además de ofrecer un teclado virtual. Su funcionalidad inmersiva permite sumergirse en paisajes, videojuegos o películas, incluso visualizando fotos y videos capturados previamente con iPhones.
A pesar de sus innovaciones, el precio de las Vision Pro, establecido en $3,499, podría ser un obstáculo para su éxito, especialmente para usuarios de gama alta que prefieren la marca Apple.
En el otro rincón de esta competencia, Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, se posiciona como un jugador clave en el mundo de la realidad virtual. Con la adquisición de Oculus en 2014, Meta obtuvo la base tecnológica para impulsar el “Metaverso”, la visión de Mark Zuckerberg de una dimensión paralela digital. Su buque insignia, el Quest 3, se presenta como una opción más accesible, con un costo de $499.
En esta guerra tecnológica, Apple tiene una ventaja con su capacidad para diseñar sus propios chips y un sólido ecosistema de hardware, respaldado por una red global de más de 520 tiendas y una base de usuarios leales. Por otro lado, Meta depende de chips de terceros y opera mediante un sistema derivado de Android.
El desenlace de esta competencia entre la visión elitista de Apple y la accesibilidad de Meta solo se revelará con el tiempo. La capacidad de Apple para imponer su concepto de realidad digital, al igual que hizo con el iPod y el iPhone, o la posibilidad de que resulte demasiado exclusivo para impactar a los consumidores, será determinante en el desenlace de esta batalla.