La implementación de medidas económicas, como la devaluación del peso y ajustes de precios relativos, junto con cambios en la política monetaria, impactaron en el rendimiento de diversos activos financieros.
Entre las inversiones más rentables se destacan aquellas vinculadas al peso argentino, especialmente aquellas ligadas a la inflación. Los bonos CER y los bonos a tasa fija registraron aumentos del 78% y 76% respectivamente, mientras que los plazos fijos UVA generaron retornos del 75%, impulsados por la inflación del 74%.
Por otro lado, el dólar financiero experimentó un modesto avance del 7%, siendo considerado como el gran perdedor en este período. Sin embargo, esta estabilidad en el tipo de cambio posibilitó rendimientos atractivos en dólares a través de inversiones en moneda local, como el carry trade, que superaron el 60% en activos vinculados a la inflación.
En cuanto a los bonos soberanos, se observó un buen desempeño, especialmente en los bonos hard dólar, como el AL30, que creció más del 20% en dólares gracias a la confianza del sector exterior y la confirmación de pago de los vencimientos.
Respecto a las acciones del S&P Merval, se destacó un balance mixto, con subidas lideradas por los bancos y caídas en las energéticas, siendo Aluar y Ternium las empresas con peor rendimiento. Entre las acciones argentinas, los analistas señalaron que los bancos, junto con los bonos argentinos, registraron apreciaciones del 36% en dólares, mientras que YPF aumentó un 14%.
En conclusión, quienes invirtieron en dólares fueron los que obtuvieron menores rendimientos durante los primeros 100 días de la gestión de Javier Milei. El dólar fue identificado como el principal perdedor en este período, y aquellos que optaron por el MEP al inicio del gobierno experimentaron un margen de ganancia del 4-5% por encima de los $986 con los que concluyó la administración anterior.
