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jueves, junio 12, 2025
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    Un científico de la Universidad de Harvard afirma haber recuperado un objeto que proviene de fuera de nuestro sistema solar.

    Avi Loeb, quien es conocido por sus controvertidas afirmaciones sobre Oumuamua y la posibilidad de que fuera una nave extraterrestre, ha anunciado este hallazgo.

    Loeb es conocido por ser uno de los principales investigadores en la búsqueda de vida extraterrestre y también es famoso por sus opiniones polémicas. Su último logro se centra en el Proyecto Galileo, un equipo de investigación que ha completado un análisis de varios fragmentos pequeños de un meteorito llamado IM1. Este meteorito se estrelló en el Océano Pacífico en 2014 y se cree que proviene de más allá de nuestro sistema estelar.

    Este renombrado astrónomo ha llamado la atención al combinar afirmaciones audaces sobre tecnología extraterrestre con una sólida base científica. Recientemente, el Proyecto Galileo llevó a cabo una “expedición interestelar” para estudiar lo que Loeb cree que podría ser una nave de una civilización inteligente de fuera de nuestro sistema solar.

    Durante su expedición, el Proyecto Galileo recolectó más de 700 esférulas, de las cuales 57 fueron sometidas a un análisis más detenido. Los resultados de este análisis indican que cinco de estas esférulas se formaron como resultado del calor extremo generado cuando IM1 entró en la atmósfera terrestre en 2014. Lo sorprendente es que estas cinco piezas muestran una composición de elementos que es única y nunca antes vista, lo que sugiere un origen fuera de nuestro sistema solar. Sin embargo, es importante destacar que esta afirmación aún no ha sido confirmada por expertos independientes.

    El Proyecto Galileo utilizó un dispositivo inventado por ellos mismos, llamado “gancho interestelar”, para adquirir estas esférulas de IM1. Este dispositivo, que se asemeja a un trineo equipado con imanes afinados, fue arrastrado por el fondo del océano para capturar los pequeños fragmentos del meteorito. El dispositivo examinó todo el material en el fondo del océano y solo recogió los fragmentos con altas concentraciones de hierro y otros compuestos que se cree que son característicos de objetos que se originan fuera de nuestro sistema solar.

    En abril de 2022, el Comando Espacial de EE. UU. desclasificó un memorando que respalda la afirmación de Loeb de que IM1 se originó en el espacio interestelar, basándose en la velocidad a la que atravesó el cielo en enero de 2014 antes de estrellarse en el Océano Pacífico.

    Sin embargo, aún no se sabe si las esférulas muestran signos de diseño alienígena. “La pregunta fundamental es si algún meteorito interestelar podría indicar una composición que sea inequívocamente de origen artificial – concluye Loeb -. Mejor aún, tal vez algunos componentes tecnológicos sobrevivirían al impacto. Mi sueño es presionar algunos botones en un equipo funcional que haya sido fabricado fuera de la Tierra”.

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