La agenda de la gira incluye reuniones con Mark Zuckerberg (fundador, propietario y CEO de Meta, la empresa detrás de Facebook, Instagram y Whatsapp), Tim Cook (CEO de Apple), Sundar Pichai (CEO de Google), Sam Altman (fundador y CEO de OpenAI, creador de ChatGPT) y, por tercera vez en pocas semanas, Elon Musk (fundador, propietario y CEO de Tesla, X, Starlink y Neuralink).
Javier Milei está convencido de ser una estrella mundial y uno de los líderes más importantes del planeta. En Silicon Valley, destino de su cuarto viaje a Estados Unidos en cinco meses y medio de gestión, no harán nada para disuadirlo de esta idea. Allí, en la nueva capital espiritual de Occidente, será recibido como un huésped de honor por cinco de los CEOs más importantes de las grandes corporaciones que lideran la carrera global por el desarrollo de la próxima revolución tecnológica: la inteligencia artificial.
Pero, ¿por qué cinco de los empresarios más poderosos del mundo coinciden en su interés por encontrarse con Milei, el presidente de un país con un mercado marginal para sus negocios? “Queremos hacer de Argentina el cuarto polo de inteligencia artificial en el mundo”, dijo Milei en varias entrevistas antes de emprender el viaje. Estas palabras son una cita directa del presidente de su Consejo de Asesores, el físico y economista Demian Reidel, una de las figuras más influyentes del gobierno. Reidel, quien fue vicepresidente del Banco Central junto a Federico Sturzenegger durante el mandato de Mauricio Macri, y trabajó para Goldman Sachs y JP Morgan, ahora es el encargado de manejar las relaciones con las big tech en la Casa Rosada.
Desde Estados Unidos, donde acompaña al mandatario en sus reuniones, Reidel tuiteó el lunes: “Bajo el liderazgo del presidente Javier Milei venimos trabajando silenciosa y constantemente para convertir a Argentina en un jugador clave en el desarrollo de la inteligencia artificial”. Reidel también acompañó a Milei en reuniones previas con Musk, donde se discutió más sobre IA que sobre litio, y es el ideólogo del plan para ofrecer a sus interlocutores exactamente lo que buscan.
Reidel explicó en una entrevista a fines de abril, que volvió a compartir esta semana en sus redes sociales, que el problema que enfrentan las grandes corporaciones norteamericanas en la carrera de la IA es la regulación estatal que frena el desarrollo de esa tecnología. Argentina puede ofrecer, además de energía barata y zonas de baja temperatura para instalar sus centros de datos, una legislación amigable que no imponga límites en la investigación de las formas más avanzadas (y peligrosas) de inteligencia artificial.
Según Reidel, “En Europa hacen todo mal, sobrerregulan y están matando toda la innovación. Por eso no hay grandes empresas de esto en Europa. ¿Qué van a hacer? Nada. El Congreso Europeo destruyó todo lo que se podía hacer en Europa así que está muerto. China hará lo que quiera. Por lo tanto, les da una ventaja comparativa contra nosotros, contra el resto del mundo. En Estados Unidos, el Congreso está tratando de regular esto, pero no saben cómo hacerlo entre eficiencia y seguridad”.
“¿Por qué es importante esto para nosotros?”, continuó Reidel. “Todas las grandes empresas de Estados Unidos están preocupadísimas por este tema. Le dije al presidente que si se le ocurría que un mandatario haya capturado la atención de todo el sector tecnológico americano, en un país con grandes extensiones de tierra en clima frío con acceso a la energía, y donde están impulsando las ideas de la libertad, de baja regulación y libre empresa, entonces, miren si hay cuatro en vez de tres. Miren si es China, Estados Unidos, Europa y Argentina”.
La preocupación por la seguridad en el desarrollo de la inteligencia artificial y las regulaciones para garantizar que se tomen ciertos recaudos en el marco de una carrera frenética hacia el siguiente nivel de esta tecnología (un logro que, según el consenso científico, podría representar el mayor salto en la historia de la humanidad, pero que implica un riesgo existencial para la población del planeta) está lógicamente en el tope de la agenda de las principales potencias del mundo. Para Reidel y Milei, es solo un obstáculo para los negocios.
La semana pasada, en Seúl, Corea del Sur, se llevó a cabo el segundo Encuentro Global sobre Seguridad en IA, en el que participaron, entre otros, el primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak, y el presidente local, Yoon Suk Yeol. Allí, 27 países (incluyendo a Estados Unidos y la Unión Europea) firmaron por primera vez un compromiso para “desarrollar umbrales de riesgo compartidos para el desarrollo y despliegue de la IA avanzada, incluido un acuerdo sobre cuándo las capacidades del modelo podrían plantear ´riesgos graves´ sin las mitigaciones adecuadas”.
La compañía más avanzada en la búsqueda de ese salto tecnológico es OpenAI, cuyo CEO y fundador, Sam Altman, se reunió ayer por la tarde durante una hora con Milei y Reidel para hablar sobre “las enormes posibilidades que brinda una Argentina libertaria”. La semana pasada, OpenAI decidió disolver su equipo de Seguridad de Largo Plazo después de varias renuncias de alto perfil, culminando con la salida de Ilya Sutskever, jefe científico y cofundador de la empresa y director de esa área. Ayer mismo se anunció el nuevo equipo de Seguridad, encabezado por el propio Altman.