Afectando los servicios de autobuses y trenes en todo el país. La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) toma esta medida en rechazo a las reformas económicas y laborales implementadas por el Decreto 70/2023 del Gobierno y en demanda de una mejora salarial.
Este movimiento representa un desafío adicional para el presidente Javier Milei, ya que el sector del transporte, que incluye a varios gremios como la Unión Ferroviaria, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Taxis, Camioneros, Dragado y Balizamiento, Vialidad, peajes y aeronáuticos, paralizará tanto el servicio terrestre como el aéreo a nivel nacional.
Roberto Fernández, secretario general de la UTA, expresó en un comunicado que la decisión de unirse al paro propuesto por la CGT es una respuesta al sentimiento de abandono por parte de las autoridades nacionales y provinciales hacia los trabajadores del transporte. En este contexto, la CATT contempla la posibilidad de mantener un 30 por ciento del servicio de transporte público disponible para permitir la participación de los trabajadores en la protesta frente al Congreso nacional.
Además de la huelga, el gremio tiene programado un plenario nacional para el 17 de enero, junto con una conferencia de prensa, donde se explicará la postura del sindicato y su plan de acción.
Cabe destacar que la CGT ha convocado a un paro general con movilización a la Plaza del Congreso el 24 de enero en rechazo al decreto del presidente Milei, que ha generado modificaciones en la legislación laboral y el sistema de salud. La medida de fuerza contará con la participación de las dos vertientes de la CTA, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y gremios identificados con la izquierda trotskista, entre otros, consolidando un amplio frente de protesta. Este paro se llevará a cabo un día antes de que el oficialismo tenga previsto tratar en el Parlamento el extenso proyecto de ley ómnibus con más de 1000 artículos a reformular. La CGT establecería así un récord al activar una huelga contra Milei en menos de dos meses desde que asumió la presidencia. El precedente más cercano a esta medida de rechazo en tan poco tiempo lo tuvo Fernando de la Rúa, quien enfrentó la primera huelga a los 77 días de asumir la Casa Rosada.