Según un estudio liderado por expertos de la Universidad de Nueva York. A pesar de la exposición crónica a la radiación en la zona afectada por el desastre nuclear de 1986, los genomas de estos gusanos microscópicos parecen no haber sufrido daños significativos.
El estudio, publicado en PNAS y dirigido por la asociada postdoctoral Sophia Tintori del Departamento de Biología de la Universidad de Nueva York, revela que los gusanos en la región de Chernóbil no muestran signos detectables de daño genético como resultado de la radiación. Sin embargo, los científicos advierten que esto no implica que la zona sea segura, sino que sugiere una notable resistencia en estos organismos.
La investigación se centra en la fauna que habita en la Zona de Exclusión de Chernóbil, donde estudios anteriores han revelado diferencias físicas y genéticas en comparación con poblaciones similares en otros lugares. Este fenómeno ha planteado preguntas sobre cómo la radiación crónica afecta a las especies locales.
Para investigar más a fondo este tema, Tintori y su equipo se enfocaron en los nematodos, pequeños gusanos con genomas simples y una rápida capacidad de reproducción, lo que los convierte en excelentes sujetos para estudios biológicos fundamentales.
En colaboración con científicos ucranianos y estadounidenses, incluido el biólogo Timothy Mousseau de la Universidad de Carolina del Sur, los investigadores recolectaron muestras de suelo y materia orgánica en diferentes áreas de la Zona de Exclusión de Chernóbil en 2019. Utilizando equipos de protección personal y contadores Geiger para medir los niveles de radiación, se recolectaron gusanos en una amplia gama de entornos, desde niveles de radiación bajos hasta extremadamente altos.
Los análisis genéticos revelaron que los genomas de los gusanos de Chernóbil no mostraban señales de daño causado por la radiación, sorprendiendo a los investigadores. Sin embargo, no se descarta que los gusanos sean naturalmente resistentes a las condiciones extremas, aunque se necesitan más estudios para comprender completamente este fenómeno.
Los hallazgos no solo ofrecen información sobre la resistencia de estos gusanos a la radiación, sino que también plantean preguntas sobre la variabilidad en la reparación del ADN entre individuos. Esto podría proporcionar nuevas perspectivas sobre cómo los humanos manejan los carcinógenos y otros agentes dañinos para el ADN.
En resumen, aunque los gusanos de Chernóbil parecen haber resistido la radiación sin sufrir daños genéticos significativos, el estudio destaca la necesidad de investigaciones adicionales para comprender completamente los efectos de largo plazo del desastre nuclear en la vida silvestre local y potencialmente en los seres humanos.