La Luna se aleja de la Tierra a un ritmo aproximado de 3,82 centímetros por año, un proceso impulsado por la fricción entre la superficie terrestre y los océanos. Aunque este fenómeno es imperceptible en el corto plazo, en unos 50.000 millones de años podría resultar en que la Luna desaparezca de la vista humana, según cálculos de la periodista científica Sarah Romero.
Este alejamiento es parte de un proceso que comenzó con la formación de la Tierra y la Luna, y que impactará tanto la rotación terrestre como el entorno natural. La desaceleración de la rotación del planeta podría eventualmente alargar los días a 25 horas, lo que afectaría los ritmos circadianos de los seres vivos.
A largo plazo, aunque la Luna alcanzará una órbita estable, su alejamiento podría modificar aspectos fundamentales de la vida en la Tierra, incluyendo los ciclos biológicos y las proyecciones astrales.