Comenzó en Dubái el 30 de noviembre. A lo largo de aproximadamente doce días, representantes de 198 países, así como delegaciones de organizaciones ecologistas, la comunidad científica, empresas y grupos de presión, se esforzarán por avanzar en el marco legislativo para combatir el cambio climático.
Esta edición de la COP es la más grande hasta ahora, con la participación prevista de alrededor de 80,000 personas en el recinto de 483 hectáreas de la Exposición Universal de 2020. Marca la conclusión de la “evaluación mundial”, que representa la primera revisión de los avances globales en la implementación del Acuerdo de París de 2015.
Según la ONU, las conclusiones son claras: el mundo no está en camino de limitar el aumento de las temperaturas a 1.5°C para fines de siglo. Aunque los países están desarrollando planes para alcanzar emisiones netas cero y la transición a energías limpias se acelera, la velocidad actual aún no es suficiente para cumplir con las metas establecidas.
La evaluación global busca impulsar una mayor ambición, y los organizadores buscan acelerar acciones en varios frentes, incluida la reducción de emisiones, el aumento de la resiliencia ante impactos climáticos y la provisión de apoyo financiero necesario para la transformación.
En la COP28, se insta a los negociadores a no abandonar la conferencia sin un acuerdo a la altura de las circunstancias.
El tema central de debate es el papel de los combustibles fósiles. En la inauguración de la cumbre, el Secretario General de la ONU, António Guterres, destacó que la sostenibilidad del límite de 1.5°C requiere el abandono total de los combustibles fósiles.
Los Emiratos Árabes Unidos han anunciado la creación de un fondo privado de 30,000 millones de dólares dedicado a soluciones para el cambio climático, con el objetivo de impulsar esfuerzos internacionales y mejorar el acceso a la financiación para los países del Sur.
La COP28 también marcó la creación del fondo de “pérdidas y daños”, destinado a compensar los daños climáticos causados principalmente por los países desarrollados. Este fondo recibió una ovación de los delegados de 200 países y prevé la creación de un consejo de administración compuesto por 26 Estados, 14 de los cuales son países en desarrollo. La estructura será gestionada por el Banco Mundial y se espera que entre en funcionamiento el próximo año. Aunque se celebra la creación de este fondo, los representantes de los países en desarrollo destacan que es solo el principio y que un fondo vacío no puede hacer frente a las pérdidas multimillonarias experimentadas.