Situado a aproximadamente 2.700 kilómetros de la tierra más cercana, es el punto más distante de cualquier continente o isla, lo que le otorga el título de “Polo de Inaccesibilidad del Pacífico”. Su nombre en latín, que significa “nadie”, resalta la extrema soledad de esta región.
Este punto aislado funciona como un “cementerio” al aire libre para naves espaciales, satélites y buques de carga obsoletos. Entre los objetos abandonados se encuentran la estación espacial Mir de la era soviética, 6 naves espaciales del programa Salyut de Rusia, 140 vehículos de reabastecimiento rusos, 6 vehículos de transferencia de carga japoneses y 5 de la Agencia Espacial Europea (ESA). Además, se prevé que la Estación Espacial Internacional (ISS) termine aquí en aproximadamente ocho años.
El área no se utiliza para ninguna otra actividad humana, como el transporte marítimo o la pesca, y la población más cercana son los astronautas de la ISS cuando pasan a unos 415 km de altitud. El punto habitado más cercano se encuentra a unos 2.700 kilómetros de distancia.
El Punto Nemo, ubicado en el medio del Océano Pacífico Sur, es un sitio extremadamente remoto que alberga naves espaciales y otros objetos celestes que han llegado al final de su vida útil. La vida en esta área es escasa debido a su ubicación en el Giro del Pacífico Sur, una corriente oceánica con aguas superficiales frías y deficientes en nutrientes. Esto hace que la zona sea inhóspita para la mayoría de las formas de vida, con excepción de algunas bacterias y criaturas como el cangrejo yeti.
Para ubicar este lugar en un mapa, se puede encontrar aproximadamente a mitad de camino entre Nueva Zelanda y el sur de Chile, en la inmensa extensión de océano azul. Una ubicación más precisa se logra al trazar un triángulo entre tres islas equidistantes: la isla Dulce al norte (cerca de la Polinesia Francesa), la isla Maher en la Antártida al sur y la isla Motu Nui, una de las islas de Pascua, al noreste. El Punto Nemo se encuentra dentro de este triángulo.
Este punto fue identificado en 1992 por Hrvoje Lukatela, un ingeniero e investigador, mediante el uso de software informático. Aunque cambios menores pueden ocurrir debido a la erosión costera, el lugar generalmente permanecerá en su posición actual.
El Punto Nemo se mantiene como un recurso invaluable para futuros arqueólogos, ya que la acumulación de objetos espaciales proporciona información sobre la evolución tecnológica, los objetos lanzados y descartados en el pasado, y las tendencias tecnológicas y materiales futuros. Según Alice Gorman, una profesora de arqueología espacial en la Universidad Flinders en Australia, ha habido una disminución notable en los objetos abandonados en el lugar desde 2013, lo que refleja un cambio en la mentalidad hacia el reciclaje, la reutilización y la reducción del impacto ambiental.
Aunque aún no se han recuperado objetos espaciales del fondo del mar en el Punto Nemo, es probable que haya muchos objetos allí, sumergidos en total oscuridad.