Rocha, un exdiplomático de 73 años, ocupó el cargo en la embajada argentina desde finales de 1997 hasta mediados de 2000. La denuncia presentada en un tribunal federal en Miami alega que Rocha apoyó secretamente a Cuba y su misión de inteligencia contra Estados Unidos desde aproximadamente 1981.
Durante su carrera diplomática en el Departamento de Estado (1981-2002), Rocha tuvo acceso a información clasificada debido a sus puestos, lo que le permitió influir en la política exterior de Estados Unidos. Su origen colombiano y su habilidad con el español lo convirtieron en un enviado adecuado para América Latina. Después de su servicio en Buenos Aires, Rocha ocupó un cargo en Bolivia, donde tuvo desacuerdos con Evo Morales.
La denuncia del Departamento de Justicia señala que Rocha continuó apoyando a los servicios de inteligencia cubanos después de dejar el Departamento de Estado, sirviendo como asesor del Comando Sur de Estados Unidos entre 2006 y 2012. Un agente encubierto del FBI expuso su trabajo clandestino, revelando décadas de colaboración con Cuba. Rocha, al ser contactado por el agente encubierto, admitió su papel como agente cubano y elogió a Fidel Castro, refiriéndose constantemente a Estados Unidos como “el enemigo”.
El fiscal general, Merrick Garland, describió la denuncia como una de las infiltraciones más extensas y duraderas en el gobierno federal por parte de un agente extranjero. Rocha enfrenta cargos por conspirar para actuar como agente de un gobierno extranjero, actuar como agente extranjero sin notificación y uso de pasaporte obtenido mediante declaración falsa. A pesar de su controvertido pasado, Rocha recibió la Orden de Mayo en Argentina en 2000, un reconocimiento entregado por el gobierno de Fernando de la Rúa. Su partida de la embajada en Argentina fue acompañada por personalidades políticas, tanto del menemismo como del gobierno de la Alianza. Además, se destaca su intervención en eventos históricos, como la visita de Henry Kissinger a Argentina en 1998 y la visita de De la Rúa a Washington en 2000. Su mensaje de despedida en Argentina incluyó elogios a su labor diplomática y la recomendación de su sucesor, James Walsh. En Bolivia, Rocha interfirió en la campaña presidencial, pidiendo a los votantes que no apoyaran a Evo Morales. Morales, agradeciendo irónicamente, lo consideró el “mejor jefe de mi campaña electoral”.