En un escenario en el que parece haber equilibrio, el candidato de orientación libertaria está tratando de superar el miedo al lado del partido macrista, mientras el ministro de Economía se centra en el “peligro democrático”. Todo esto se da mientras se considera el papel de Cristina.
Javier Milei ha experimentado altibajos emocionales desde la primera vuelta, en la que Sergio Massa lo sorprendió con una ventaja inesperada de casi 7 puntos. Ha pasado de la frustración inicial a la confusión y luego se alió con el macrismo, recuperando la esperanza al ver encuestas que indican que la contienda está abierta.
Desde la noche de las elecciones, Milei se ha mantenido en el hotel Libertador en Córdoba y Maipú, donde se está preparando un plan de gobierno. A raíz de esto, Milei ha ajustado sus estrategias, con la asistencia de cuadros técnicos del partido Pro que están ayudando a seleccionar posibles funcionarios, bajo la dirección de Nicolás Posse, candidato a jefe de Gabinete.
Los partidarios de la causa libertaria parecen asumir la responsabilidad del poder de manera más seria. Parece que ha terminado el periodo de la retórica controvertida, debates sin sentido y distracciones con Fátima Florez. Al respecto, un allegado al expresidente Macri comenta: “Eso les sirvió para alcanzar el 30%. A partir del acuerdo con Mauricio (Macri), es como si los adultos se hubieran hecho cargo de la situación”. Parece que las Fuerzas del Cielo están listas para enfrentar la realidad.
Se ha informado que Milei ha pasado por momentos de gran estrés y ha decidido reducir su exposición mediática después de una controvertida entrevista en A24. Han limitado el número de portavoces propios, aunque aún se cometen errores no forzados. En lugar de elogiar a Milei, sus oponentes advierten sobre los peligros que su victoria podría conllevar.
En el equipo de Milei, están convencidos de que esta es la mejor estrategia. Prefieren que Massa haga el esfuerzo y se enfrente a la crítica por su gestión económica. Además, consideran que es una buena manera de minimizar los riesgos de exponer a Milei a los medios, a veces tratándolo como si estuviera manejando nitroglicerina.
Milei ha aprovechado el relativo retraimiento para reorganizar su equipo. Ha confirmado su plan de dolarización y ha respaldado a Emilio Ocampo como candidato para presidir el Banco Central. Debe equilibrar dos narrativas: la de la revolución libertaria y la que promueve el macrismo, sugiriendo que si gana, será un presidente con poca influencia para llevar a cabo reformas extremas. La imagen del león que no muerde: el anticasta que se convierte en simplemente anti-K.
A pesar de cualquier especulación, la clave para romper el empate depende de que Milei no cometa más errores y que sea capaz de presentar un mensaje de futuro en un entorno de promesas de ajustes y destrucción. El debate del próximo domingo será crucial. ¿Milei podrá resistir la presión en un enfrentamiento directo con alguien con más experiencia y conocimientos políticos?
Las obsesiones de Massa
El presente desconcertante de Argentina se puede ver desde dos perspectivas: un candidato externo sin estructura ni equipo técnico, carente de habilidades políticas y con características inusuales, está a un paso de convertirse en el próximo presidente. La única persona que puede evitarlo es el ministro de Economía, cuyo mandato está marcado por una alta inflación y una falta de suministros médicos debido a la escasez de dólares, y que forma parte de un gobierno con problemas de gestión. Sergio Massa ha aprovechado el temor a Milei y está preparando su ofensiva final. A pesar de haber tenido preocupaciones como la crisis del combustible, ha logrado venderse como un cambio posible, como si no tuviera ninguna responsabilidad por la difícil situación actual de la mayoría de la población. A medida que se sintió más seguro, se distanció de la influencia de Cristina Kirchner.
En el peronismo, están tratando de entender su mensaje. Cuando Massa habla de “unidad nacional”, ¿busca cínicamente conquistar el voto del centro que se ha quedado sin opciones, o está mostrando su verdadero perfil después de los años kirchneristas?
A pesar de las instrucciones que ha recibido, Cristina Kirchner aparece y desaparece de la campaña. Nadie de su entorno considera creíble la idea de que se retire de la vida política y se convierta en una figura pasiva. Los seguidores de La Cámpora están comprometidos en detener a Milei, pero no están dispuestos a aceptar un nuevo enfoque que reduzca el “Estado presente” a un “Estado eficiente” y otorgue a un nuevo líder la autoridad para rediseñar la dirección ideológica o los negocios.
Massa le ha ofrecido a Cristina escucharla y no tomar decisiones a sus espaldas. Sin embargo, no está claro si todo el peronismo quiere que Massa sea presidente o si algunos preferirían que un outsider como Milei llegara al poder, lo que les permitiría reposicionarse en la lucha por el poder.
A pesar de estas incertidumbres, Massa se centra en el próximo balotaje y se presenta como el “protector” contra la amenaza de una propuesta con un enfoque menos empático hacia la sociedad. Llega a este momento cumbre después de haber asumido el cargo de Ministro de Economía en medio de una crisis financiera, aunque sin resolver ningún problema importante.