Este fenómeno sigue la misma dirección que las temperaturas experimentadas durante el verano, según expertos del Instituto Goddard de Investigaciones Espaciales (GISS), una entidad afiliada a la NASA. Además, este mes ha establecido un nuevo récord en cuanto a la anomalía de temperatura más alta, lo que representa la mayor diferencia con respecto a la media a largo plazo.
Para visualizar estos datos, se ha creado una representación gráfica que muestra las anomalías de temperatura en conjunción con el ciclo estacional subyacente. Las temperaturas van desde enero hasta diciembre, con un aumento durante los meses más cálidos y una disminución en los meses más fríos. Cada línea en la gráfica se colorea de acuerdo al año, utilizando tonalidades más frías como el morado para la década de 1960 y colores más cálidos como naranjas y amarillos para los años más recientes. Esta representación gráfica evidencia una tendencia a largo plazo de calentamiento, la cual se atribuye a la liberación de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, en la atmósfera debido a las actividades humanas.
Gavin Schmidt, quien se desempeña como director de GISS, destacó que es notable que estos récords de temperatura se estén registrando antes de alcanzar el punto máximo del fenómeno de El Niño actual. En contraste, en el año 2016, los récords anteriores se registraron en la primavera, después de que El Niño alcanzara su punto máximo. El Niño representa una fase cálida de un patrón naturalmente recurrente de vientos alisios y temperaturas oceánicas en el este del océano Pacífico tropical. Este fenómeno tiene un impacto significativo en el clima global, provocando cambios en las temperaturas globales y en los patrones de precipitación.