La discusión sobre la dolarización en Argentina ha cobrado relevancia debido a la debilidad de la moneda local, pero principalmente porque una gran cantidad de transacciones ya se efectúan en dólares. ¿Cuáles son los sectores prácticamente dolarizados y cuáles son las implicaciones en una economía donde los dólares son escasos?
Con el aumento de la inflación y la brecha económica, cada vez más empresarios, proveedores de servicios y comerciantes hacen referencia a los precios y transacciones en moneda extranjera. Esto se debe en parte a la dificultad de mantener referencias claras en medio de precios en constante alza.
Existen opiniones diversas entre economistas respecto a la dolarización tal como la plantea el candidato presidencial Javier Milei, ya que algunos argumentan que podría llevar a un aumento de la deuda y a la reducción del poder adquisitivo. Sin embargo, Carlos Melconian, propuesto como posible ministro de Economía, ha sugerido la necesidad de regularizar ciertos mercados dolarizados en Argentina.
Aunque la cuestión de la dolarización es un tema electoral que se definirá después de diciembre, es innegable que las transacciones y los precios en dólares son cada vez más comunes. El mercado de ahorro es uno de los primeros en estar dolarizado, ofreciendo diversas opciones que incluyen la adquisición de dólar blue, operaciones MEP o la inversión en Fondos Comunes de Inversión ligados a esta moneda.
El sector inmobiliario ha sido tradicionalmente dolarizado, pero esta práctica se ha extendido a los alquileres, incluyendo oficinas, co-workings y servicios similares. En este sentido, existen diferencias en cuanto al tipo de cambio que se utiliza.
El turismo también opera mayoritariamente en dólares, con precios de hoteles y alquileres temporarios basados en referencias internacionales. Lo mismo sucede con algunos servicios ejecutivos y los menús de bodegas y restaurantes, que cotizan en dólares, euros o reales.
El precio de los automóviles y las motocicletas también se calcula en dólares, lo que ha contribuido al aumento de las ventas de vehículos 0km. El sector de la construcción también establece sus costos en dólares, y cada vez que el valor del dólar sube, los precios aumentan debido a la cantidad de componentes importados en la industria nacional.
Tanto importadores como exportadores realizan sus transacciones en dólares, al igual que aquellos en el sector de servicios del conocimiento, que trabajan a nivel internacional. Esto también es válido en la logística, donde los cálculos de mercancías y costos se efectúan en moneda extranjera.
La demanda de ciudadanos de países vecinos ha llevado a que los implantes dentales y las cirugías estéticas y generales realizadas de forma particular se paguen en moneda extranjera.
El economista José Vargas de la consultora Evaluecon señala que una gran parte de la economía se encuentra dolarizada, lo cual no es inherentemente bueno ni malo, pero se debe en parte a las dificultades que implica la constante actualización de costos debido a la inflación creciente, además de la escasez de insumos y la falta de precios de referencia.
Por otro lado, el economista Sebastián Laza destaca las dificultades de la dolarización, como la necesidad de respaldar un peso debilitado que se devalúa constantemente debido a la inflación. También subraya la complejidad de dolarizar una economía que carece de dólares, y advierte que muchos precios en dólares están basados en valores oficiales, lo que podría causar problemas en caso de una devaluación, que se espera en el futuro, y afectar a la población más vulnerable.