El pasado domingo se inauguró el gasoducto presidente Néstor Kirchner, el cual se extiende por más de 570 kilómetros y en su primera etapa llegará hasta Saliqueló. Según el ministro de Economía, Sergio Massa, esta obra permitirá ahorrar aproximadamente 2000 millones de dólares durante el resto del año. A partir de 2024, se estima un ahorro anual de 4200 millones de dólares.
A pesar de que Vaca Muerta, un yacimiento no convencional, es una de las principales reservas hidrocarburíferas a nivel mundial, la extracción de gas y petróleo presenta dificultades y se requiere una mayor capacidad de transporte para que un aumento en la producción se traduzca en una mayor oferta. En este sentido, cobra gran importancia la construcción del nuevo gasoducto.
La demanda de gas en Argentina es significativa. Según José María Rodríguez, consultor de IERAL en energía, el país exporta petróleo pero es un importador neto de gas. Aproximadamente el 90% de la matriz energética del país se basa en hidrocarburos, y alrededor del 58% en gas. El consumo interno se divide entre uso residencial y comercial, industrial y generación de electricidad en centrales térmicas.
El gas se importa mediante gasoductos existentes, como el que conecta con Bolivia (cuya producción está disminuyendo) y a través de barcos que traen Gas Natural Licuado (GNL) al país.
El primer tramo del gasoducto transportará 11 millones de metros cúbicos diarios, lo cual representa aproximadamente el 10% al 11% del consumo diario durante el invierno y el 6% de la demanda en verano. Cuando esté completamente finalizado, la capacidad máxima será de 40 millones de metros cúbicos diarios, según Claudio Lewis, director de las carreras de Comercialización y Comercio Exterior de la Universidad de Belgrano.
Si bien esta obra reducirá significativamente el déficit, el país seguirá dependiendo de importaciones de gas, ya que Argentina requiere 60 millones de metros cúbicos diarios para alcanzar el equilibrio. No obstante, algunos expertos creen que con suficiente inversión se podría lograr la autosuficiencia energética a mediano o largo plazo.
Rodríguez también concuerda en que no se logrará la independencia energética en un corto plazo. “Si bien el gasoducto ampliará la capacidad de transporte del país, Argentina seguirá necesitando importaciones de gas durante el invierno. Sin embargo, habrá una mayor capacidad de abastecimiento para el consumo interno y se podrán realizar exportaciones a Uruguay y Brasil durante los meses de menor demanda”, explicó.
